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5 de marzo de 2012

Oni (1972)

El Bunraku, una forma tradicional de teatro de títeres del Japón, cautivo desde temprana edad la mente de Kihachiro Kawamoto, quien decidió dedicarse al fino arte de la creación de títeres. Sin embargo, esa no sería la única cosa que llegaría a fascinar al joven artista Japonés. Años después, Kawamoto descubriría el trabajo del legendario cineasta Checo Jirí Trnka, cuyas animaciones en stop-motion (cuadro po rcuadro) impresionaron tanto a Kawamoto que el titiritero decidio aprender el oficio del cine. Kawamoto comenzó a trabajar con otra leyenda de la animación, Tadahito Mochinaga, y después logró viajar a Praga y conocer a su héroe, Jirí Trnka, con el fin de mejorar su arte. Trnka le sugeriría a Kawamoto que encontrara la inspiración en su cultura, y fue así que combinando lo aprendido del maestro Checo con su bagaje en el teatro Bunraku, Kawamoto produciría varios cortometrajes en los que mostraría la cultura Japonesa al mundo. "Oni", realizado en 1972, es el tercero de estas producciones independientes que le ganarían a Kawamoto un lugar en la historia de la animación.

"Oni", que puede ser traducido como "Diablo" o "Demonio" (nombre con el cual el filme es mejor conocido) es la historia de dos hermanos que viven en las montañas junto a su anciana madre. Los hermanos son cazadores, y su madre se encuentra ya muy vieja y frágil debido a su edad. Una noche los dos cazadores deciden ir al bosque a cazar ciervos. Los hermanos preparan trampas para su presa, la cual pretenden atrapara y luego dar muerte con sus flechas. Mientras el hermano menor está preparando una trampa junto a un árbol, una pálida mano de ultratumba viene de arriba y atrapa al cazador por los cabellos, levantándolo hacia la copa del árbol. En pánico, el cazador pide ayuda, y su hermano mayor llega listo con sus armas para disparar. El tiro es difícil pero el cazador logra salvar a su hermano, pues la flecha amputa el brazo que lo estaba sosteniendo. Los hermanos revisan el brazo cercenado y descubren que es el brazo de un demonio. Se lo llevan de vuelta a caza, y cuando llegan, los hermanos hacen un terrible descubrimiento, al encontrar a su madre herida, con su brazo amputado.

Como muchos de estos primeros cortometrajes, la historia de "Oni" fue escrita por el director Kihachiro Kawamoto, tomando inspiración del antiguo folclor Japonés. En "Oni" Kawamoto presenta una fábula que explora dos conceptos principales: el miedo y respeto a los espíritus de los bosques; y más importante, el miedo a la edad avanzada. En el "Oni" de Kawamoto, cuando la edad es demasiado para un anciano, éste se convierte en un demonio dispuesto a comerse a sus hijos. El demonio de "Oni", originalmente una frágil mujer debilitada por la ancianidad, se convierte en un monstruo para devorar a sus hijos. Sin embargo, aunque Kawamoto podría haber hecho de su historia un completo filme de horror, realmente "Oni" es una tragedia. Cuando el horror ocurre, lo que deja es una ominosa sensación de tristeza. La transformación de la mujer no es sólo horror, sino tragedia. No es algo que ella misma desee, sino algo que la posee y la deshumaniza. Esta deshumanización de los ancianos con la decrepitud es tal vez una alegoría de la degenración mental que la senilidad trae.

En "Oni", Kawamoto muestra su arte en su mejor punto, demostrando no sólo sus raíces en el teatro Bunraku, sino también la enorme influencia que el teatro Noh tradicional tuvo en su formación. "Oni" funciona como una obra Noh, aunque ciertamente el cine de Kawamoto es todo menos teatral. El trabajo de cámara es altamente dinámico, y al jugar creativamente con la luz y la sombra (trabajo de fotografía de Minoru Tamura y Ken Yoshioka), Kawamoto le da a su historia una atmósfera surreal que le cae como anillo al dedo al estilo narrativo de la historia, que trabaja como una fábula. En "Oni", Kawamoto crea uno de sus títeres más impresionantes en la figura del mismo Oni, que está basada en las representaciones tradicionales de los demonios. La estilizada cara demoníaca luce impresionante al se capturada por la cámara de Tamura y Yoshioka. El filme es mudo, con la historia siendo contada por intertítulos. Sin embargo, estos no son los intertítulos clásicos del cine silente, sino textos dinámicos que se mueven y aparecen siguiendo el diseño visual del filme, fluyendo con su ritmo.

Visualmente sobrecogedor, y lleno de una gran belleza, "Oni" de Kihachiro Kawamoto es una poderosa fábula que muestra perfectamente el arte del legendario titiritero Japonés. Con su fotografía surreal y su brillante música (composiciones en el estilo tradicional por Seiji Tsuruzawa), "Oni" es como observar las tradicionales formas artísticas Japonesas cobrar vida através de la magia del cine. Melancólica y etérea, "Oni" es más que un filme de horror sobrenatural, es un devastador drama que en sus apenas 8 minutos de duración presenta la tragedia de perderse uno mismo en la decrepitud de la edad avanzada. Después de "Oni", Kawamoto continuaría realizando cortometrajes en el mismo estilo, en el que abordaría temas clásicos del folclor Japonés, creando varias obras maestras de la animación cuadro por cuadro.

8/10
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