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27 de mayo de 2014

The Devil-Doll (1936)

Aunque siempre será recordad como la mente detrás del clásico de 1931 producido por Universal Studios, "Dracula", el director Tod Browning también es considerado como un cineasta que enfrentó serias dificultades cuando el la invención del cine sonoro fue una realidad, destruyendo las carreras de muchos profesionales del cine silente. Como uno de los mejores cineastas norteamericanos en la época muda, Browning en efecto tuvo problemas con los llamados "talkies", pero gracias el gran éxito de "Dracula", se encontró en una excelente posición a principios de los 30s. Tristemente, perdería su status cuando su siguiente filme, la controversial "Freaks" fracasó comercialmente al tener una temática que el público no supo apreciar (la vida de los llamados "fenómenos de circo"). Aunque eventualmente Browning comenzaría a recuperarse del tropiezo, nunca volvió a tener el éxito que vivió con su "Dracula". Una verdadera lástima, pues en 1936 Tod Browning estrenó un filme que nuevamente demostraba su talento, ahora en la etapa sonora: "The Devil-Doll" (Conocida en español como "Muñecos Infernales").

En esta película, Lionel Barrymore interpreta a Paul Lavond, un gerente de banco injustamente acusado de fraude y condenado a prisión por 17 años. En la cárcel, Lavond conoce a un prisionero de nombre Marcel (Henry B. Walthall), un extraño científico del que se hace amigo. Juntos comienzan a planear su escape, pues Lavond necesita limpiar su nombre. Tras lograr huir de la prisión, el duo se esconde en casa del científico, donde Lavond descubre que Marcel y su esposa Malita (Rafaela Ottiano) han inventado una forma para minimizar objetos, en un intento por reducir personas con el fin de ahorrar espacio y alimentos ante una eventual escasez. Tristemente, el proceso daña el cerebro en los seres vivos, reduciéndolos a muñecos que pueden ser fácilmente controlados mentalmente. Al principio Lavond se horroriza de esta invención, pero tras la súbita muerte de Marcel, decide ayudar a Malita a proseguir a cambio de que ésta lo ayude a vengarse. Ahora, disfrazado como una amable anciana, Lavond regresa a Paris con sus extraordinarios muñecos vivientes, decidió a hacer que los que lo enviaron a prisión paguen sus culpas.

La historia, escrita por el mismo Browning, le da un muy personal giro a la novela de Abraham Merritt que tiene por base ("Burn, Witch Burn!"). Sin embargo el guión es producto de la colaboración entre Guy Endore, Garrett Ford y Erich Von Stroheim, por lo que realmente poco queda de la novela salvo el concepto principal. Como es común en las cintas de Tod Browning, la atención se centra en un personaje inadaptado socialmente, en este caso, Paul Lavond, quien a pesar de ser el héroe de la película tiene que realizar crímenes brutales para lograr su venganza. En cierta forma, "The Devil-Doll" se vuelve casi una versión en clave de horror de la trama de "El Conde de Montecristo". Es muy interesante como la historia no deja de sentirse fresca y original a pesar de la edad de la película. Mucho de esto se debe a la manera en que los personajes de la cinta son desarrollados, ya que realmente actúan con complejas personalidades a pesar de los elementos netamente fantásticos de la premisa. De hecho, Lavond más que héroe funciona como un anti-héroe en una época en la que dichos personajes ya no eran tan comunes en el cine norteamericano.

Sin embargo, donde el filme realmente brilla es en la dirección de Tod Browning, que construye un filme que mezcla efectivamente el horror, la ciencia ficción y un toque de humor negro. Aunque normalmente se asocia a Browning con el cine mudo, "The Devil-Doll" logra finalmente traducir mucho del estilo de Browning al cine sonoro. Una de las cosas más interesantes del filme es como Browning logra hacer suya la trama de la novela de Merritt, volviéndola sutilmente una suerte de extrapolación de la trama de su clásica cinta muda "The Unholy Three". Algo que hace notable a la cinta es como Browning genera la simpatía por su personaje principal, quien aunque inocente e injustamente inculpado de crímenes, comete sin dudarlo una terrible venganza contra sus enemigos. Y sin embargo, nunca deja de ser un carismático personaje a pesar de sus actos (el cómo logró Browning que semejante personaje pasara sin problema la censura del código Hays es un misterio). Vale la pena notar que Browning da un acertado uso a los efectos especiales y a la fotografía de Leonard Smith, haciendo que el filme luzca fabuloso a pesar del bajo presupuesto.

Por supuesto, Browning no podría haberlo logrado sin el soberbio elenco con el que se rodea en "The Devil-Doll". Lionel Barrymore es sorprendente como Paul Lavond, retratando la figura trágica de un hombre honorable consumido por el odio, forzado a cometer crímenes para limpiar su nombre. Barrymore era ya un maestro de su arte, y lo demuestra en "The Devil-Doll" en las escenas en las que Lavond debe disfrazarse de anciana (a la manera de Chaney en "The Unholy Three"). Maureen O'Sullivan y Frank Lawton, tras haber actuado juntos en el "David Copperfield" de George Cukor, son reunidos de nuevo como la hija de Lavond y su novio Toto. Ambos presentan buenas actuaciones, pero es sin duda el talento de O'Sullivan el que sobresale, brindando una buena contraparte al Lavond de Barrymore. La actriz italiana Rafaela Ottiano brinda una interesante actuación como la siniestra Malita, aunque el hecho que el personaje de Barrymore sea el centro del filme limita su participación un poco. En general el elenco es excelente y es una de las razones principales de que la cinta tenga una gran calidad.

Es una lástima que la carrera de Tod Browning se considerara más allá de toda redención tras el fracaso comercial de la malentendida "Freaks", pues esta película muestra que aún había mucho en Browning en la era sonora. Aunque es imposible negar la importancia de "Dracula" y "Freaks", es solo hasta esta cinta donde Browning muestra ya un dominio del sonido como herramienta cinematográfica y se aleja totalmente de su anterior estilo silente. Curioso, pues la cinta es en cierta forma un homenaje a Lon Chaney y su trabajo con Chaney en esa época. El estilo visual mezcla hábilmente lo gótico con lo moderno, haciendo que la cinta luzca moderna y fresca, en pocas palabras, atemporal. Es después de todo, una historia de ciencia fantástica, pero pesar de que la historia mantiene ese espíritu de novela gótica fantástica, se mantiene un nivel de intimidad emocional con los personajes que la hace entrañable sin rayar en lo melodramático. Se podría decir que en la cinta Browning combina lo mejor de ambos mundos en el interesante anti-héroe de "The Devil-Doll".

Lamentablemente, Browning solamente dirigiría una cinta más, "Miracles for Sale" en 1939, tras lo cual se retiraría para siempre del mundo del cine. En general se suele considerar que lo mejores días de Tod Browning ocurrieron junto a Lon Chaney en los años del cine mudo. Sin embargo, "The Devil-Doll", mostrando a un Browning en pleno uso del cine sonoro como herramienta narrativa, muestra que tal vez lo mejor del cineasta norteamericano estaba por venir, y la falta de trabajo llevo a su carrera a un fin tal vez un poco prematuro. Aunque lejos de ser tan influyente como "Dracula" o tan lograda como "Freaks", esta cinta no deja de ser un interesante vistazo al cine de uno de los realizadores más atípicos que jamás hayan laborado en Hollywood, el misterioso Tod Browning.

8/10
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Mark of the Vampire (1935)

Tras el fracaso comercial de su controversial obra maestra "Freaks" en 1932, el director Tod Browning se encontró en serios problemas para encontrar nuevos proyectos. Browning era un cineasta de probado talento, habiendo dirigido no solo algunos de los mejores filmes de la era silente con el actor Lon Chaney, sino que también realizó la obra maestra del horror "Dracula" en 1931. Sin embargo, "Freaks" probó estar adelantada a su tiempo y tristemente sufrió de los prejuicios de una audiencia indispuesta a entender la trágica historia de un enano enamorado de una mujer. En este estado de desgracia, el estudio rechazó sus proyectos continuamente y Browning se conformó con dirigir "Fast Workers", melodrama interpretado por otra "estrella en desgracia", el actor John Gilbert. Afortunadamente Browning lograría regresar al género que lo hizo famoso en 1935, cuando se le ofreció realizar un remake de su clásica cinta muda "London After Midnight" (hoy desaparecida). Y no solo eso, sino que también este proyecto lo reuniría con el mismo Drácula: Bela Lugosi.

"Mark of the Vampire" (literalmente, "La Marca del Vampiro") es la historia de la tragedia que rodea a la acaudalada familia Borotyn. El patriarca, Sir Karell Borotyn (Holmes Herbert) ha sido asesinado en circunstancias extrañas, y pronto el pueblo sospecha que esto ha sido obra del Conde Mora (Bela Lugosi) y su hija Luna (Carroll Borland), antiguos nobles de la localidad que los supersticiosos lugareños sospechan que se han convertido en vampiros tras haber muerto de manera misteriosa. El Inspector Neumann (Lionel Atwill) no cree en los rumores y sospecha que en realidad hay un motivo mucho más mundano y menos sobrenatural detrás del asesinato del anciano. Sin embargo, cuando la única hija de Sir Karell, la bella Irena (Elizabeth Allan) se convierte en blanco de los vampiros, el Inspector Neumann decide unir fuerzas con un extraño científico especialista en lo oculto que se hace llamar el Profesor Zelin (Lionel Barrymore). Juntos, Neumann y Zelin deberán enfrentarse a los vampiros y resolver el misterio antes de que alguien más termine muerto.

Como se mencionó anteriormente, "Mark of the Vampire" es esencialmente un remake del desaparecido clásico "London After Midnight", aunque en esta ocasión Browning aumenta los elementos de horror presentes en la historia al enfocarse en la pareja de vampiros en vez del misterio de la trama. El guión (de Guy Endore y Bernard Schubert, basado en la historia original de Browning) es complejo e inteligente, mezclando hábilmente el humor negro con el misterio de una forma nada solemne y más bien muy divertida. De hecho, podría verse a "Mark of the Vampire" como una especie de sátira del tipo de filmes de horror de su época. Lamentablemente, el filme sufrió de 20 minutos de cortes por el estudio, que se mostraron en contra de la idea de Browning de presentar a la pareja de vampiros como una incestuosa pareja de padre e hija (entre otras cosas). Incapaz de luchar contra el estudio dado sus anteriores fracasos comerciales, Browning no tuvo más remedio que permitir el corte, generando de esta forma múltiples huecos en un trama que ya de por si es un tanto confusa.

Como en la gran mayoría de los filmes de Browning, el poder de la cinta se encuentra en las inquietantes imágenes concebidas pro este maestro del cine silente, imágenes tan poderosas que al menos en este caso compensan la confusa y problemática trama. De hecho (y justo como en "Dracula"), muchas de las mejores escenas en "Mark of the Vampire" ocurren cuando nadie habla y sólo las imágenes llevan la historia adelante (como ejemplo, el vuelo de Luna). Llevando esa influencia del expresionismo al máximo, Browning hace del vampiro la visión definitiva del mal irresistible, dotándolos de un resplandor sobrenatural en la oscuridad que los vuelve diabólicamente atractivos. Tristemente, el guión no explora a los vampiros lo suficiente como para permitir más escenas con ellos. Algo notable de la cinta es la forma en que Browning maneja la comedia, pues resulta refrescante el humor negro del que dota a sus personajes. En particular, el extraño Profesor Zelin (rol que tuviera Lon Chaney en la cinta original) es una figura en la que Browning mezcla la malicia con la locura en una forma bastante bizarra, aunque no menos divertida.

Gran parte del carisma de este personaje se debe al gran talento del actor Lionel Barrymore, quien hace un trabajo notable al llenar los zapatos del gran Lon Chaney. Aunque se pudiera acusar a su trabajo de exagerado, lo cierto es que este tipo de actuación le cae al personaje como anillo al dedo, pues el Profesor Zelin no es un serio Van Helsing, sino un excéntrico tan extraño como los monstruos a los que se enfrenta. Lionel Atwill, quien sí interpreta a un personaje serio, brilla como el Inspector Neumann, a quien dota de una dignidad estoica que hace gran contraparte a la locura de Zelin. Juntos forman una suerte de pareja dispareja, con Neumann desconfiando en todo momento de quienes considera tontos supersticiosos, entre ellos Zolin. Borland y Lugosi lucen maravillosos como los silenciosos vampiros que interpretan, aunque es triste que sus escenas hayan sido reducidas tanto. Jean Hersholt, Donald Meek e Ivan Simpson aparecen en roles secundarios, con Meek y Simpson en papeles cómicos que parodian los estereotipos del género de horror de la época.

Tristemente, la película (o lo que queda de ella) sufre de tantos defectos que se opaca lo brillante que existe en ella, dejando el producto final como una película apenas mejor que el promedio. No es sólo el hecho de que los cortes realizados por el estudio terminaron por destruir la trama, sino que el humor negro de Browning no se logró traducir bien a esta cinta sonora, resultando en ocasiones en exageraciones tal vez más apropiadas al cine silente. Para empeorar las cosas, las actuaciones de Elizabeth Allan y Henry Wadsworth, quienes interpretan a la pareja romántica de la cinta, son en verdad terribles y fácilmente lo peor en un elenco que en general hace un buen trabajo. Hay muchas cosas que rescatar de "Mark of the Vampire", pero a la vez muchos problemas que impiden que la cinta se disfrute, empezando con la historia, que nunca logra desarrollarse bien y, dados los huecos que quedan en el argumento, deja nudos sin desatar y elementos sin explicar satisfactoriamente. Lo que es lamentable, pues la premisa de la cinta no deja de ser interesante.

Con todo y los problemas que la plagan, "Mark of the Vampire" funciona bien con esa mezcla de comedia, misterio y horror (y por supuesto, nunca cae mal ver a Atwill, Barrymore y Lugosi en gran forma). Definitivamente no es la típica cinta de vampiros, y como se escribió anteriormente, se podría llegar a pensar que Browning concibió la cinta como una sátira del género de horror más que como un serio intento de replicar la magia de "Dracula". Finalmente, vale la pena recordar que fuera de la reconstrucción a base de fotografías, esta es tal vez la manera más cercana de saber como era la desaparecida "London After Midnight". Aunque lejos de ser una obra maestra, "Mark of the Vampire" es una cinta interesante dentro de la carrera de Browning tras el debacle que sufrió tras "Freaks".

7/10
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Freaks (1932)

Tras realizar la enormemente exitosa "Dracula" en 1931 (inaugurando la era dorada de los monstruos de Universal Studio), el director Tod Browning se encontró en la envidiable posición de realizar cualquier proyecto que deseara, incluso el legendario productor Irving Thalberg le ofreció dirigir una nueva versión de "Arsène Lupin" pero Browning se negó (que eventualmente dirigiría Jack Conway). Lo que Browning deseaba era realizar un filme que había estado desarrollando al menos desde 1927, un riesgoso proyecto personal basado en una historia de Tod Robbins (quien había escrito un clásico silente de Browning, "The Unholy Three") que su amigo Harry Earles le había presentado: "Spurs". Así, después de terminar el drama deportivo "Iron Man" para Universal, Browning se metió de lleno a realizar "Spurs", ahora bajo el título de "Freaks". La cinta resultante se convertiría en una de las películas más controvertidas de su época e injustamente dio a Browning el fracaso más grande de su carrera, demostrando que la audiencia de su tiempo no estaba lista para responder la pregunta del tag-line: "¿Puede una mujer amar a un enano?".

"Freaks" es la historia de Hans (el mismo Harry Earles), un artista enano de circo quien esta perdidamente enamorado con la bellísima trapecista Cleopatra (Olga Baclanova). La joven inicialmente coquetea con Hans a manera de juego, sin prestarle gran atención. Sin embargo, esto cambia cuando Cleopatra se da cuenta que Hans tiene una fortuna secreta que ha heredado. Junto a su amante Hercules el Hombre Fuerte (Henry Victor), Cleopatra urde un plan para obtener la fortuna del ingenuo Hans. Cleopatra decide seducir a Hans y casarse con él, lo que logra con gran facilidad, siendo aceptada por la comunidad que labora en el circo como "fenómenos", a pesar de que Cleopatra no oculta su desprecio por ellos. Días después de la boda, Hans cae enfermo en condiciones misteriosas, y a pesar de que Cleopatra lo cuida su salud decae rápidamente. Lo que los "fenómenos" no saben es que todo es parte del plan de Cleopatra para envenenar a Hans y heredar su dinero. Frieda (Daisy Earles), la ex-novia de Hans, sospecha que algo extraño ocurre con Hans, y dependerá de los "fenómenos" el descubrir la verdad.

En esencia, la trama es bastante sencilla, pero dado el mundo en el que se desarrolla es en realidad bastante revolucionaria para su época. El mismo Tod Robbins adapta su historia corta "Spurs" para dar forma al guión de "Freaks", y aunque el concepto es el mismo, la película tiene la marcada diferencia de hacer más humano al personaje de Hans. Si bien "Spurs" tenía el mismo triángulo amoroso entre artistas de circo, Hans (Jacques en la historia) es un hombre solitario, paranoico e incluso cruel; mientras que en "Freaks" es un ingenuo romántico apreciado por sus compañeros de circo. De hecho, ahí radica la segunda diferencia: en "Spurs" es Jacques quien toma venganza personalmente, mientras que en "Freaks" son los amigos de Hans quienes se lanzan al rescate de su enfermo compañero. Diferencias en apariencia mínimas, pero que hacen de "Freaks" una cinta más humana y que refleja el giro que Browning deseaba dar a su historia de horror: los verdaderos monstruos no son los seres deformes, sino quienes en apariencia son los más bellos de todos.

La principal característica del filme es sin duda el uso de verdaderos artistas de circo que básicamente se interpretan a si mismos, en vez de emplear actores con maquillaje. La imagen de verdaderos "fenómenos" en pantalla resultó demasiado chocante para la audiencia de su época y pronto el filme fue calificado de "explotador" y "perturbador", conceptos en realidad lejanos a las intenciones de Browning, quien en realidad retrata a estos artistas con gran humanidad, brindándoles el profundo respeto que merecen. Esto no debería ser una sorpresa, ya que el mismo Browning (así como Harry Earles) fue en su juventud un artista de circo también. De hecho, su gran conocimiento personal de la materia (sin mencionar su elenco) aumenta en gran medida el realismo del filme, alejándolo de aquel estilo teatral y diseño expresionista de los clásicos de horror hechos por Browning en el pasado. En "Freaks", Browning se muestra finalmente libre del viejo estilo de cine silente que prevaleció en "Dracula", y presenta una cinta con un ritmo ágil y una puesta en cámara mucho más interesante.

Las actuaciones en la película son bastante buenas, considerando que más de la mitad del elenco no tenía realmente experiencia frente a las cámaras. Harry Earles es excelente como Hans, aunque su fuerte acento alemán (que no había presentado problema en el cine mudo) hace difícil que se entiendan sus palabras en ocasiones. Daisy Earles es menos afortunada en su actuación, aunque muy posiblemente esto se deba a que debía interpretar a la novia de su hermano en la vida real. Olga Baclalova es brillante como la femme fatal Cleopatra, haciendo una antagonista memorable de su ambicioso personaje. No se puede decir lo mismo de Henry Victor, quien como Hércules es bastante malo, e incluso el trabajo de los no-actores en el filme es superior al suyo. Wallace Ford y Leila Hyams aparecen como Phroso y Venus, los únicos artistas "normales" del circo que aprecian a sus compañeros "fenómenos". Ambos actores hacen un buen trabajo, pero el comediante Ford destaca en un papel que muy probablemente estaba inspirado en las experiencias del mismo Tod Browning.

Como se mencionó anteriormente, las actuaciones de los artistas de circo no desmerecen en calidad, y aunque es claro que carecen de entrenamiento formal para actuar en cine, su carisma y talento brilla a pesar de sus limitaciones. Particularmente destacan las hermanas Hilton (que posteriormente se interpretarían a sí mismas en una biopic) y el joven Johnny Eck, quienes sacan el mayor provecho de sus apariciones en pantalla. Lamentablemente, las fuertes reacciones que provocó el filme en un pre-estreno provocó que el productor Irving Thalberg ordenara que se cortaran casi 30 minutos de la duración original, dejando solo la trama principal y las secuencias menos impactantes. A pesar de esta severa mutilación, el mensaje de Browning permanece intacto y aunque probablemente peque de sermoneador, sigue siendo válido aún en estos tiempos. Otra consecuencia del corte es que aunque la historia en general fluye de una forma muy dinámica, en ocasiones pareciera desarrollarse en forma muy apresurada. "Freaks" queda entonces como una obra maestra tristemente mutilada.

"Freaks" no es solo una clásica historia de amor prohibido y traición, es también el testamento del talento de un artista incomprendido, cuya carrera fue injustamente afectada por la fría recepción que tuvo esta cinta en su estreno. Después de "Freaks", Browning tuvo gran dificultad para encontrar apoyo para sus proyectos y debió conformarse con filmar lo que el estudio le ofreciera (y aún así lograría una buena película más, "The Devil-Doll" de 1936). Sin embargo, el tiempo ha revalorizado a "Freaks" como el clásico que en realidad es, no sólo por lo humano de su mensaje, sino como una cinta avanzada para su época que, a pesar de estar incompleta (los 30 minutos cortados se consideran perdidos), realmente muestra el talento de Browning como cineasta.

9/10
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26 de mayo de 2014

Dracula (1931)

En el año de 1928, el fundador de los estudios Universal, Carl Laemmle, dio a su hijo Carl Jr. el puesto de director general de los estudios como regalo al cumplir 21 años. Aunque a todas luces este era un acto de nepotismo (comunes en la empresa de Laemmle), con el nombramiento comenzó la modernización del estudio justo cuando el cine sonoro desbancaba al silente en el gusto del público. Carl Jr. vio que en el sonido estaba el futuro, por lo que Universal abandonó el cine mudo y se enfocó en grandes producciones sonoras. Para 1930, los esfuerzos de Carl Jr. habían rendido frutos con el triunfo de "All Quiet on the Western Front" en los premios de la Academia. Sin embargo, la mayor aportación de Carl Jr. a la historia de Universal sería la decisión de adaptar al cine una de las más importantes novelas de horror de todos los tiempos: "Drácula" de Bram Stoker. Con el veterano Tod Browning en la dirección, "Dracula" lanzaría a la fama al actor húngaro Bela Lugosi e iniciaría toda una era en el género de horror, conocida ahora como la era de los monstruos de Universal.

La historia comienza con la llegada del abogado Renfield (Dwight Frye) a Transylvania en busca del castillo Drácula. Los lugareños le advierten que no se acerque al castillo, pero Renfield debe llegar para tratar un negocio. Al llegar, Renfield conoce al enigmático conde Drácula (Bela Lugosi), quien desea concertar la renta de una propiedad en Londres. Pero Drácula es un antiguo vampiro y el joven Renfield será convertido en su nuevo sirviente. Al día siguiente, Drácula se embarca hacia el Reino Unido en busca de nueva sangre. Al llegar a Londres, Renfield es apresado y enviado al sanatorio del Dr. Seward (Herbert Bunston) para enfermos mentales, mientras Drácula se adentra a la vida nocturna de su nueva ciudad. En un teatro, Drácula conoce al famoso Dr. Seward, así como a su bella hija Mina (Helen Chandler), su prometido John Harker (David Manners) y su amiga Lucy (Frances Dade). Drácula causa una gran impresión en Lucy, y esa misma noche la visita para tomar su sangre. Ahora Drácula enfocará sus atenciones en Mina, a menos que el profesor Van Helsing (Edward Van Sloan) pueda impedirlo.

Aunque de hecho este es el primer filme "oficial" basado en la novela de Stoker (F. W. Murnau no pudo conseguir los derechos para su versión silente "Nosferatu, Eine Symphonie Des Grauens"), problemas financieros debido a la Gran Depresión truncaron el sueño de Laemmle de producir una versión fiel a la novela, por lo que el guionista Garret Fort adaptó la versión teatral escrita por Hamilton Deane y John L. Balderston, que ya había tenido gran éxito en Broadway. La obra era menos fiel a los eventos de la novela (la trama es considerablemente simplificada), pero al menos la esencia de la historia permanece. El gran mérito de esta versión de "Dracula" es la construcción del personaje del conde como un monstruo seductor (El Nosferatu de Murnau era un monstruoso símbolo de la peste), que seduce tanto a hombres y mujeres con su carismática presencia y exótico salvajismo animal. Drácula también representa aquí el pasado, la superstición y la magia, mientras Van Helsing es un símbolo de la ciencia y el progreso. Y aunque su enfrentamiento es inevitable, el monstruo no deja nunca de ser más atractivo.

Ya para entonces un veterano del cine mudo, el director Tod Browning se había hecho un nombre por su gusto por la historias macabras e irreverentes. Junto al legendario actor Lon Chaney había dirigido clásicos del horror como "London After Midnight", "The Unknown" y "The Unholy Three", por lo que no era ajeno al cine del género. En "Dracula", Browning se acerca a un tipo de horror gótico mucho más serio y maduro (la cinta carece de momentos cómicos), jugando con la dualidad del conde como un ser a la vez atractivo y atemorizante. La búsqueda de la belleza en lo terrorífico se vuelve la constante en la cinta de Browning, que construye una ominosa atmósfera gracias a la extraordinaria fotografía del maestro Karl Freund (en uno de sus mejores trabajos). Así mismo, la decisión por parte de Browning de prescindir de música extradiegética en la cinta concentra la atención en la trama, y da un toque siniestro al permitir que el silencio domine el mundo nocturno de Drácula. Tal vez haya mucho de la teatralidad del cine mudo en el estilo de Tod Browning, pero dado el tema del vampiro como ser atemporal, no rompe tanto con el tono del filme.

Tres grandes actores se han vuelto legendarios gracias a esta película, y no sin razón, pues Lugosi, Van Sloan y Frye hacen un trabajo brillante en sus roles. Bela Lugosi, quien ya había interpretado a Drácula en teatro, luce fantástico en el papel que se volvería su maldición (pues terminaría encasillado como el conde), retratando con talento la mezcla entre la dignidad de un antiguo noble con la sensualidad salvaje del depredador vampiro. Su interpretación del conde es tan memorable que ha quedado para siempre registrada en la cultura pop como la iconografía clásica del vampiro. Edward Van Sloan es un contraparte perfecto como el científico representante de los valores y la moral de la sociedad victoriana. La fuerte presencia de Van Sloan es justo lo necesario para complementar el gran trabajo de Lugosi. Finalmente, Dwight Frye brinda su mejor trabajo como el perturbado Renfield, quien como sirviente de Drácula, roba fácilmente cada escena en la que aparece. El resto del elenco es mucho menos afortunado, siendo David Manners el peor en el papel de Jonathan Harker.

Como se mencionó anteriormente, "Dracula" de Tod Browning está lejos de ser una adaptación fiel de la novela de Bram Stoker, pero considerando las limitaciones presupuestales, el trabajo realizado es bastante apropiado. Sin embargo, un detalle que afecta al filme es el hecho de que fuera de Van Helsing, los "héroes" de la cinta son personajes bastante débiles y pobremente desarrollados. Mina y Jonathan Harker, la pareja protagónica en la novela se reduce a meras víctimas del elegante conde, y su única función en la trama es la de ser testigos de la lucha entre Drácula y Van Helsing. Por supuesto, nada ayuda el hecho de que los actores que dan vida a estos personajes, David Manners y Helen Chandler, brinden actuaciones acartonadas y poco interesantes, que en nada se acercan al talento mostrado por Lugosi, Frye y Van Sloan. Sin embargo, bien dicen que el total es mayor que la suma de sus partes, y "Dracula" es un gran ejemplo de esto, pues el filme no pierde su calidad de obra maestra a pesar de detalles como este. Lo que Browning logra es definir por completo el cine de horror que perduraría durante la siguiente década.

Todo un clásico del cine norteamericano, "Dracula" marcaría el inicio de una nueva era en el género de horror y marcaría la pauta a seguir por Universal Studios. El estudio continuaría explorando el género con éxito en filmes como "Frankenstein" y "The Mummy", aunque desafortunadamente Bela Lugosi y Tod Browning no lograrían un éxito similar. Lugosi, encasillado como villano extranjero debido a su fuerte acento húngaro, trabajaría en filmes de serie B por varias décadas, mientras que Browning realizaría una maravillosa obra maestra titulada "Freaks" que lamentablemente fracasaría en taquilla al ser malentendida por la audiencia. Sin embargo, "Dracula" queda como testamento de su talento, pues a pesar de sus defectos y que ya es un tanto obsoleta, la película tiene una cierta magia sobrenatural que la hace seguir cautivando audiencias.

9/10
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25 de mayo de 2014

Godzilla (2014)

En 1954, el productor Tomoyuki Tanaka de los estudios Toho decidió hacer una película que reflejara el horror de la bomba atómica que los japoneses habían experimentado en carne propia tras los ataques a Hiroshima y Nagasaki en la Segunda Guerra Mundial. Trabajando con el guionista Shigeru Kayama y el director Ishirô Honda, el resultado fue la creación de uno de los más grandes iconos del cine de horror: Gojira, mejor conocido como Godzilla, el Rey de los Monstruos. Tras su estreno en 1954, la película "Gojira" inició todo un subgénero cinematográfico (el kaiju eiga) en el que monstruos gigantes luchaban sobre las ciudades, creando toda una mitología en la que Godzilla tenía el rol central. Ya sea como brutal destructor, ó heroico protector de la humanidad, Godzilla ahora forma parte de la cultura pop, representando cuan pequeños somos frente a la furia de la naturaleza. Después 50 años de historia fílmica, Toho decidió dejar a Godzilla descansar por diez años, y en el 2014 su retorno corre a cargo de un estudio norteamericano, en un intento por revivir al mítico monstruo nipón y borrar de la memoria el anterior intento de 1998.

La historia comienza en 1999, cuando los científicos Ishiro Serizawa (Ken Watanabe) y Vivienne Graham (Sally Hawkins) descubren el esqueleto de un monstruo gigante y dos huevos en el fondo de una mina en las Filipinas. Uno de los huevos está roto y hay rastros de que lo que salió de ahí ha entrado en el mar. Mientras tanto, en Japón, una serie de terremotos sacude la planta nuclear de Janjira. Sandra Brody (Juliette Binoche) y un su equipo de ingenieros revisan el estado del reactor cuando una fuerte explosión libera la radiación. Su esposo Joe (Bryan Cranston), el superior de la planta, se ve obligado a dejar morir a su esposa para salvar la ciudad de un desastre mayor. Años después, Joe sigue convencido de que lo que ocurrió en Janjira no fue un sismo normal, ya que repetidamente se le ha negado el acceso a la zona. Su hijo, Ford (Aaron Taylor-Johnson) es ahora un militar y vive distanciado de Joe, considerándolo un loco. Sin embargo, cuando Joe lleva a Ford a Janjira, descubren que lo que se ha ocultado es la existencia de monstruos gigantes, y estos han despertado.

A lo largo de los años, las películas de Godzilla han tocado temas que van desde el horror nuclear hasta la destrucción del medio ambiente. En esta ocasión, la historia escrita por Max Borenstein y Dave Callaham (y sin crédito David S. Goyer y Frank Darabont) presenta a Godzilla como la fuerza de la naturaleza frente a la acción del hombre. Sin embargo, la temática que la historia intenta sostener pierde fuerza pues Godzilla adquiere un rol secundario frente a las criaturas gigantes que los seres humanos han despertado, denominados MUTOs (Massive Unidentified Terrestrial Organism). Dado que la historia gira al rededor de la amenaza que presentan estos monstruos, Godzilla queda reducido a ser casi una especie de deus ex machina andante. Aunque hay un intento por desarrollar una historia humana en contrapeso a los monstruos gigantes, pero el desarrollo de personaje es tan pobre que se limita a explicar la trama. Ciertamente, las cintas de Godzilla nunca han presumido de ser grandes dramas, pero el problema es que en esta nueva versión, el drama humano juega (o intenta jugar) un rol principal.

La razón de esto es que el director Gareth Edwards (quien se diera a conocer con "Monsters" en el 2010) decide enfocar su atención en los personajes humanos que viven el desastre que dejan a su paso los monstruos. Como en su anterior cinta, Edwards mantiene a los monstruos en la oscuridad, mostrando sólo las huellas de la destrucción que van quedando tras la lucha. Si bien en "Monsters" este enfoque funcionaba debido a la cuidada construcción de una fuerte relación entre personajes humanos (sin mencionar lo conveniente para un filme de bajo presupuesto como el suyo), en Godzilla se vuelve inútil al tener personajes unidimensionales y vacíos que no generan empatía. Aunque los efectos especiales son realmente grandiosos (Godzilla no se ha visto jamás tan bien y se respeta el diseño original de los estudios Toho) y se logra capturar la gran escala de la lucha entre los titánicos monstruos, Edwards no deja apreciar totalmente tal trabajo al optar por cortar a las reacciones que sus personajes tienen frente a la lucha. Reacciones no siempre bien expresadas por sus actores.

Aunque las actuaciones no han sido nunca el punto en las cintas de Godzilla, el trabajo realizado por el elenco de esta versión de "Godzilla" es en particular bastante mediocre. A pesar de contar con actores de renombre en el elenco, las actuaciones están lejos de ser lo mejor que estos artistas pueden dar, y mucho de esto es atribuible a la pobre dirección de Gareth Edwards. Bryan Cranston y Juliette Binoche, como Joe y Sandra Brody, brindan un trabajo admirable al lograr el único momento real de drama humano de la cinta. Lamentablemente, su participación es demasiado corta. El protagonista del filme, Aaron Taylor-Johnson (como su hijo Ford), no logra salir nunca del estereotipo de heroico marine estadounidense, e incluso pareciera que poco le importan sus padres o su propia familia. Elizabeth Olsen, que interpreta a su esposa Elle, limita su participación a gritar al ver a los monstruos pelear. Lo más lamentable es ver que Ken Watanabe, David Strathairn y especialmente Sally Hawkins en roles sin ningún peso y cuya única función es la de explicar la trama a la audiencia.

"Godzilla" no es una mala película, simplemente es en extremo mediocre y esto la hace lamentablemente poco memorable. El decepcionante resultado de la cinta es como si el director Gareth Edwards hubiera tomado a Godzilla para intentar hacer una especie de remake de su cinta anterior, "Monsters". Pero con menor suerte. Aunque se agradece el respeto por el diseño original y la mitología del primer "Gojira", así como el que se tome en serio el tema (afortunadamente no hay Minillas o Godzookys); la película no logra capturar la magia de ver dos monstruos luchar en la ciudad. Principalmente porque Edwards no deja observar mucho de la lucha. Y no es que el enfoque de Edwards en el drama humano sea una decisión errónea, sino que este drama no esta construido bien, resultando en una película que se siente aburrida y cansada hasta que llega Godzilla (y llega un poco tarde). Gran parte de esto es adjudicable al guión con que Edwards trabajó, que se basa excesivamente en coincidencias increíbles y diálogos explicativos para avanzar la pobremente desarrollada trama.

Como se mencionó anteriormente, "Gozilla" no es una mala película, es más bien decepcionante. Tras diez años sin el monstruo en pantalla grande y con el respaldo de un gran estudio, se esperaba un épico retorno a la gloria que aprovechara el desarrollo técnico de la industria norteamericana. Lamentablemente, no fue este el caso. Hay incluso cosas que el tan criticado filme de Roland Emmerich ("Godzilla", 1998) ejecuta mejor que esta nueva versión. Aunque hay elementos bastante rescatables en la película (la música de Alexandre Desplat es sin duda uno de ellos), en general la cinta de Gareth Edwards es una película que no logra cumplir la expectativa generada. Hay un progreso, pero aún parece que Hollywood no ha logrado comprender el secreto de Gojira.

5/10
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23 de mayo de 2014

Gojira (1954)

Sin duda alguna, una de las figuras más fácilmente reconocibles en la historia moderna del horror y la ciencia ficción es el gigantesco lagarto nuclear de nombre Gojira, ó Godzilla, el Rey de los Monstruos. Uno de los máximos iconos del terror japonés, la bestia gigante ha tomado tanto el rol de villano como el de héroe a través de sus muchas encarnaciones; sin embargo, un tema permanece constante en su existencia: la destrucción del hábitat humano a manos de una torcida, devastadora e incontrolable fuerza de la naturaleza, la cual Godizlla, símbolo de los miedos de la era nuclear, representa perfectamente. Fue en 1954 cuando el gran monstruo surgió por primera vez cuando, inspirado por un trágico accidente naval (así como por el gran éxito de filmes como "Beast from 20,000 Fathoms"), el escritor Shigeru Kayama y el director Ishirô Honda decidieron dar su propia visión, una visión muy japonesa, de los horror nuclear, un horror real que su país experimento de primera mano. De esta manera, el más formidable de los monstruos gigantes vio la luz: Gojira.

La historia comienza con el pesquero japonés Eiko-Maru, el cual es atacado por lo que parece ser un relámpago de luz que surge del agua cerca de la isla Odo y naufraga. Dos barcos más corren con la misma suerte. Mientras tanto, la comunidad pesquera de Odo no logra encontrar peces, lo que junto a las noticias de botes desaparecidos hace que los lugareños recuerden la leyenda de Gojira, un dios ancestral que vive en el mar. Pronto la isla Odo se llena de reporteros que vienen a investigar los ataques, pero lo que descubren es más terrible: un monstruo gigante (Haruo Nakajima) surge del mar y ataca la villa, dejando solo muerte y destrucción. Tras el ataque, el paleontólogo Kyohei Yamane (Takashi Shimura) descubre que el monstruo, ya nombrado Gojira, es un dinosaurio mutado por las pruebas nucleares. Mientras tanto, la hija del Dr. Yamane, Emiko (Momoko Kôchi) visita a su prometido, el Dr. Daisuke Serizawa (Akihiko Hirata) para romper su compromiso, pues se ha enamorado del teniente Hideto Ogata (Akira Takarada). Pero en su visita, Emiko descubrirá que Serizawa tiene la clave para detener a Gojira.

Como se mencionó anteriormente, para crear la historia el guionista Shigeru Kayama encontró inspiración en el caso del Lucky Dragon, barco que tras navegar cerca de sitios de pruebas nucleares recibió radiación que afectaría a su tripulación. Con este evento como inspiración, no es sorpresa que los horrores de la era nuclear sean el tema principal de "Gojira", y el guión escrito por Takeo Murata y el mismo Honda, sigue este concepto expandiendo la historia con sus propias experiencias y recuerdos de los ataques nucleares de Hiroshima y Nagasaki. Esto se vuelve claro al ver que no sólo el monstruo es producto de pruebas nucleares, sino que su destrucción recuerda a la que dejó la bomba atómica en tierras niponas. La historia es sencilla, y bastante influenciada por el cine norteamericano de ciencia ficción, con la gran diferencia de que en vez de acción, aventura y patriotismo, "Gojira" presenta una buena dosis de suspenso y terror, aunado a un tono bastante oscuro e incluso pesimista en el que aunque el heroísmo existe, la victoria no se logra sin hacer grandes sacrificios.

Profundamente afectado por la destrucción de Hiroshima y Nagasaki, el director Ishirô Honda da vida al monstruo de Kayama haciendo eco de la devastación que presenció tan solo nueve años antes. Aunque el bajo presupuesto obligó a filmar "Gojira" (en español "Godzilla") en blanco y negro, el fotógrafo Masao Tamai emplea esta limitan a favor del filme y crea una atmósfera ominosa de carácter sombrío, perfectamente a tono con el oscuro tono que tiene la historia. Manejando el suspenso con gran habilidad, Honda mantiene a su monstruo en las sombras, escondido durante la mayor parte del filme, con la intención de incrementar el impacto de su llegada a Tokyo y la subsecuente destrucción de la ciudad. Esta escena climática es efectivamente construida como una desoladora visión de caos, con Godzilla como una implacable fuerza de la naturaleza que viene a terminar lo que la bomba atómica comenzó. Cruda y simple, pero llena de estilo y suspenso, "Gojira" de Ishirô Honda tiene el gran mérito de lograr convertir a un hombre en traje de monstruo en una verdadera visión apocalíptica de horror nuclear.

Enmarcado por el ataque de Godzilla a la capital de Japón se encuentra un triángulo amoroso entre los personajes principales, y aunque en definitiva el la brutal destrucción de la ciudad opaca esta subtrama dado lo impactante que es, el elenco realmente hace un buen trabajo en sus papeles. El experimentado actor Takashi Shimura (conocido por "Ikiru" de Kurosawa) interpreta al Dr. Kyohei Yamane, un hombre más interesado en estudiar a Godzilla que en destruirlo. Como el sabio paleontólogo, Shimura le imprime una cierta dignidad a su papel, y hace un gran trabajo como el perturbado científico, dividido entre su interés científico y sus responsabilidades con sus conciudadanos. Sin embargo, más interesante es el trabajo de Akihiko Hirata como el Dr. Daisuke Serizawa, un personaje complejo cuya vida tendrá un cambio dramático con la aparición de Godzilla. Hirata tiene una gran presencia escénica, y roba cámara cada que aparece en pantalla. Como la hija del Dr. Yamane, Emiko, Momoko Kôchi es una efectiva contraparte de Hirata, caso contrario el de Akira Tarada, quien como el tercero en el triángulo amoroso hace un pobre papel.

Sin embargo, el tiempo ha demostrado que sin importar cuan bueno sea el elenco (y el de "Gojira" es de lo mejores en cualquier cinta de Godzilla), es finalmente el monstruo gigante quien es realmente la estrella de la película. Y esto es pues aunque el Godzilla de "Gojira" es una brutal representación del horror nuclear, también es una víctima del mismo, por lo que su furia se vuelve un castigo a la humanidad por llegar demasiado lejos. Los efectos especiales de Eiji Tsubaraya, aunque crudos y rudimentarios, logra dar vida al horror de Godzilla con la ayuda de un traje de plástico y maquetas cuidadosamente diseñadas. El trabajo de Tsubaraya tal vez no hayan sido los modernos efectos que Honda esperara, pero en conjunto con el actor Haruo Nakajima, crearon a una mítica criatura de proporciones épicas. Aunque lejos de ser perfecta, "Gojira" logra volver lo increíble una realidad, pues a pesar de carecer de grandes efectos especiales, el tono que impone la historia y el estilo visual de Honda transforman la fantástica historia de un monstruo gigante en una vívida pesadilla con ecos de la entonces tan cercana Segunda Guerra Mundial.

Actualmente, a más de 50 años de que Godzilla destruyera una ciudad por primera vez, el gran monstruo es más un icono de la cultura pop que la terrorífica criatura que originalmente fue. Años de enfrentarse a coloridos enemigos, extraterrestres kitsch e ineptos patiños (Minilla en cine, Godzooky en televisión) nos han hecho olvidar que Godzilla es un monstruo, y los monstruos asustan. Observar la versión original de "Gojira" de Ishirô Honda es un excelente recordatorio que el gran G es más que un monstruo gigante: es una enorme pesadilla nuclear. Aún si se compara con la versión re-editada para los Estados Unidos en 1956, "Godzilla, King of the Monsters", esta cinta es una visión totalmente diferente del monstruo. Este es Godzilla: el monstruo, el destructor, la leyenda. El primer Kaiju.

9/10
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21 de mayo de 2014

Pétroleo (1936)

Durante la primera mitad de la década de los años 30s, la situación entre las compañías petroleras y sus trabajadores en México se volvió extremadamente conflictiva, resultando usualmente en huelgas y en ocasiones violencia. El origen de estas tensiones entre ambos grupos era que los trabajadores demandaban mejores condiciones laborales y básicamente un nuevo contrato colectivo en su relación con las compañías. Las compañías no estaban muy felices con estas demandas y aseguraban carecer de los fondos necesarios para satisfacerlas. Naturalmente, la opinión pública se encontraba dividida respecto al tema, sin embargo, al irse descubriendo los pormenores del trato de las empresas hacia sus empleados, tanto el gobierno mexicano como la población comenzaron a ponerse del lado de los trabajadores. Para contrarrestar esto, en 1936 las compañías petroleras decidieron crear un cortometraje educativo como propaganda con la esperanza de ganar un poco de simpatías entre el público. Para hacerlo, contrataron al equipo responsable del gran éxito de aquel año: "Allá en el Rancho Grande".

El resultado fue "Petróleo - La Sangre del Mundo", un cortometraje de 19 minutos que narra la importancia histórica del petróleo y sus derivados para el desarrollo industrial de un país. Escrito por Antonio Momplet y los directores Arturo S. Mom y Fernando de Fuentes, "Petróleo" es realmente muy completo como film informativo sobre los procesos de extracción de petróleo crudo y su posterior tratamiento para la producción de sus derivados. Sin embargo, siendo una película de propaganda con la intención de exaltar el papel que juegan las compañías en la industria, sus orígenes e intenciones se vuelven obvios al emplear el tiempo en explicar cuan necesarias son precisamente las compañías para el futuro de la nación. Ciertamente las compañías tienen un punto en el sentido de que su tecnología, capital y experiencia eran de gran necesidad en ese momento, pero la narración de la cinta tiende a exagerar su papel. Sin embargo, lo realmente curioso respecto a "Pétroleo - La Sangre del Mundo" es que a pesar de esto, el cortometraje logra dar nada menos que el mensaje opuesto.

Y esto ocurre debido a la inteligente manera en que narración e imágenes son montadas en el filme. Como se mencionó anteriormente, los directores de la cinta son Fernando de Fuentes y el argentino Arturo S. Mom (la cinta, coproducción argentina, sin duda se empleó también en el país sudamericano con el mismo fin), quienes emplean la belleza del trabajo de cámara de Adolfo W. Slazy, Manuel Álvarez Bravo y Gabriel Figueroa para dar vida a las palabras de las compañías petroleras. Lo que ocurre es que mientras la narración habla de lo benéficas que son las empresas petroleras, las imágenes muestran la dura labor de los trabajadores, la gente común, poniendo especial énfasis en la nobleza de su obra, la fuerza del trabajo colectivo y las dificultados que tienen para obtener "la sangre del mundo". De manera visual, "Petróleo" tiene mucho que ver con la propaganda soviética que desarrollaran Sergei Eisenstein y otros cineastas rusos que con el montaje clásico de cine educacional. Y no sólo en cuestión de montaje, sino en su temática misma, y claro, las imágenes de "Pétroleo - La Sangre del Mundo" dicen más que la narración.

Este contraste entre imágenes y palabras está tan bien organizado que no podría haber sido una mera coincidencia, y es de hecho un genialmente diseñado golpe a las compañías que producen el filme pues los realizadores logran hacer propaganda para el lado contrario. En sus memorias, el legendario fotógrafo Gabriel Figueroa (un socialista convencido) asegura haber sido el responsable de esta idea, detallando como al estar familiarizado con la forma de trabajar de Álarez Bravo y De Fuentes, podía metersus ideas sin que nadie lo notara. Aunque la posibilidad de que Figueroa fuera la mente detrás de este acto, es difícil pensar que lo haya realizado sin la colaboración de De Fuentes, o al menos de los editores Carles L. Kimball y Ulrico Stern, pues el tono socialista de "Pétroleo" es tan sutil y poderoso que se encuentra en cada cuadro de la cinta. Como se esperaría de semejante grupo de fotógrafos (Álvarez Bravo se volvería un reconocido maestro de fotografía fija), las imágenes de "Pétroleo" son de una gran calidad y hasta de una cierta belleza.

Al final, la lucha entre las compañías petroleras y sus trabajadores terminó en 1938, cuando el presidente de México, el general Lázaro Cárdenas expropió la industria petrolera en marzo 18 de ese año. El movimiento de los trabajadores se había vuelto ya muy popular entre la población, por lo que aunque "Pétroleo" no haya sido un factor de peso en esto, se puede decir que las ideas de Figueroa y compañía triunfaron al final. A pesar de que "Pétroleo - La Sangre del Mundo" es un cortometraje educacional (lleno de los problemas típicos del género, empezando con una pobre narración), la forma en que las imágenes están en constante lucha contra la propaganda del filme la hace una cinta muy interesante. Como ejemplo del poder de las imágenes, es simplemente fascinante.


7/10
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Blood: The Last Vampire (2009)

En el año 2000, los conocidos productores de anime Mitsuhisa Ishikawa y Mamoru Oshii lanzaron un cortometraje animado que presentaba una animación revolucionaria y un estilizado diseño visual: "Blood: The Last Vampire". Historia de acción y horror didigida por Hiroyuki Kitakubo, "Blood The Last Vampire" se volvió rápidamente uno de los filmes de anime más populares de todos los tiempos, ganando reconocimiento por su innovadora animación y perturbadora atmósfera. Si popularidad fue tan grande que pronto se comenzó a hablar de una adaptación a largometraje con William Kong (de "Wo hu Cang Long") como productor y Ronny Yu ("Huo Yuan Jia") en la dirección. El proyecto sufrió múltiples cambios y al final "Blood: The Last Vampire" terminó como una coproducción franco-china con el cineasta Chris Nahon (de "Kiss of the Dragon") en el puesto del director. Desafortunadamente, la nueva encarnación de "Blood: The Last Vampire" carece de todo lo que hacía buena a la cinta original, y en su lugar cuenta con muchos de sus problemas.

"Blood: The Last Vampire" ("El Último Vampiro") es la historia de Saya (Jun Ji-hyun, bajo el nombre de Gianna Jun), una cazadora de demonios de cuatrocientos años de edad. Siento mitad humana y mitad vampiro, Saya fue entrenada como samurai y pone sus habilidades sobrenaturales al servicio de una organización secreta denominada "El Consejo", quienes han cazado demonios vampiro por siglos. La relación de Saya con El Consejo es complicada, pues sólo los ayuda dado un deseo personal de venganza, pues la poderosa vampiresa Onigen (Koyuki) asesinó a su padre. La acción ocurre en el Japón de principios de los 70s, cuando El Consejo envía a Saya a enrolarse como estudiante de preparatoria en una escuela cercana a la base aérea Yokota. En la escuela Saya rescata a Alice (Allison Miller), hija del general de la base, de ser asesinada por dos de sus compañeras (Masiela Lusha y Ailish O'Connor), quienes son en realidad vampiros. Alice queda en shock al ver a Saya desmembrando a sus compañeras y pide ayuda a su padre, el General McKee (Larry Lamb). Alice descubrirá que es en realidad Saya quien la puede proteger.

Adaptada por Chris Chow (escritor de "Huo Yuan Jia" de Ronny Yu), esta versión de "Blood: The Last Vampire" mantiene la trama general del cortometraje animado y agrega diversas subtramas y un trasfondo más profundo para los personajes. Ciertamente, la carencia de una historia previa era uno de los principales problemas del original "Blood: The Last Vampire", y Chow hace un buen intento por expandir la historia con el fin de dar razones y motivos a las acciones de los personajes. Sin embargo, la forma en que Chow llena estos huecos en la historia original no es del todo satisfactoria, pues no sólo se abusa de viejos clichés del género (la venganza por el asesinato del padre), sino que se hace de una forma simplista y barata. Hay ideas positivas, como la adición de Alice, que permite un mayor desarrollo a la personalidad de Saya; sin embargo, la trama se vuelve innecesariamente revuelta y mantiene el mal hábito de hacer de Saya un personaje perfecto y prácticamente invencible. Esto junto a la carencia de un antagonista de peso, resulta en una historia que se vuelve poco interesante.

El director francés Chris Nahon muestra un estilo visual vibrante, energético, muy atractivo visualmente pero con una narrativa floja que no logra desarrollar totalmente el concepto del filme. Cierto, el guión de Chris Chow es problemático, pero es la dirección de Nahon la que da el tiro de gracia a "Blood: The Last Vampire". Siendo justos, Nahon logra capturar el look estilizado y la atmósfera oscura del cortometraje animado, recreando bastante fielmente las secuencias de acción del filme original. La fotografía de Hang-Sang Poon logra darle a la película un personalidad propia, y la música del brillante Clint Mansell es realmente la estrella de la película. Sin embargo, Nahon no logra traducir el guión de Chow a una narrativa visual coherente, optando por llenar la película con escenas de acción visualmente sorprendente pero que no tienen gran peso para avanzar la trama. Ciertamente, dichas escenas muestran un excelente trabajo de los coreógrafos, pero no se disfrutan tanto pues la cinta cuenta con uno de los peores trabajos de efectos visuales hechos para un filme de este tipo.

Las actuaciones en la cinta varían de calidad, siendo algunas muy buenas mientras que otras son terriblemente malas, lo que lamentablemente se puede apreciar claramente al comparar los trabajos de las protagonistas. Por un lado, Gianna Jun es fascinante, y realmente pone un gran esfuerzo en su papel como la cazadora Saya. Sin decir mucho, la joven actriz logra expresar una gran rango emocional y además muestra su talento para el cine de acción. Por otra parte, Allison Miller realiza un pobre trabajo como Alice, y transforma lo que pudo haber si uno personaje interesante en un estereotipo andante cuya única función dramática es explicar la trama a la audiencia. La diferencia entre ambas actrices es abismal, y su falta de química es bastante notoria. La actriz japonesa Koyuki, quien da vida a Onigen, es como el punto medio entre ambas, con una interpretación bastante regular aunque, siendo honestos, su personaje es tan pobremente desarrollado que parece una caricatura de lo que un villano debe ser. El actor irlandés Liam Cunningham también queda desaprovechado de forma similar.

Si la original "Blood: The Last Vampire" carecía de una historia, la versión de Nahon carece de narrativa. Más interesado en crear complejas secuencias de acción, Nahon no da espacio a sus personajes para crecer, y deja la historia de Chow como un desorden confuso. A pesar del estilo visual, Nahon no deja la historia fluir de manera cinematográfica, prefiriendo largos diálogos expositivos y largos flashbacks para explicar la trama. Aún así, los problemas se originan desde el guión de Chow, que de entrada carece de un villano remotamente interesante. La vampiresa demonio Onegin luce como un personaje de interés, pero su desarrollo es plano y termina casi como uno más de los numerosos ninjas y vampiros asesinados por Saya. Alice, un personaje que podría haber dotado a Saya de una mayor profundidad, se vuelve un elemento simplón empleado sólo como damisela en apuros, esperando siempre a que Saya vaya a salvarla (ni siquiera se anima a explorar una posible lectura lésbica a esta situación). La complicada trama entre la CIA, El Consejo y el ejército es tan descuidadamente desarrollado que parece estar ahí para llenar espacio.

Desafortunadamente, "Blood: The Last Vampire" de Chris Nahon tiene más defectos que virtudes, pues desperdicia el concepto de la cinta original en un filme de acción bastante típico con elementos de horror que poco aportan al género (tampoco lo hacía el anime original, pero al menos era innovador como animación). Ciertamente, la película tiene algunas cosas buenas, principalmente el trabajo de Gianna Jun y el de los coreógrafos de escenas de lucha. Tristemente, esto no es suficiente para rescatar una pobre narrativa y un guión problemático, problemas principales de esta versión de "Blood: The Last Vampire". El mito del vampiro ha inspirado múltiples historias e interpretaciones, y seguramente seguirá haciéndolo. Sin embargo, "Blood: The Last Vampire" no una de las mejores. Como consuelo, la serie animada inspirada en el corto, "Blood+", es un ejemplo de un mejor desarrollo del mismo concepto.

4/10 
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18 de mayo de 2014

Frozen (2013)

En 1937, los estudios Walt Disney revolucionaron el cine de animación con el estreno de "Snow White and the Seven Dwarfs", su primer largometraje animado. Esto sería el comienzo de una tradición de cine animado que Disney perfeccionaría a lo largo de los años, tomando inspiración de cuentos de hadas famosos para crear clásicos como "Pinocchio" (1940), "Sleeping Beauty" (1959) y "Beauty and the Beast" (1991). Sin embargo, un famoso cuento del autor Hans Christian Andersen había eludido a Disney casi desde el principio: "The Snow Queen". Celebrado como uno de los cuentos más bellos de Andersen, "The Snow Queen" sería parte de un filme biográfico sobre su autor que Disney pretendía realizar en 1943, sin embargo, el proyecto cayó y se dejo en el olvido. Años después, el proyecto de "The Snow Queen" sería resucitado en los 90s, pero nuevamente se consideró difícil de realizar. Finalmente, en el 2008 el director Chris Buck intentaría de nuevo, y aunque fue un proceso lento y tortuoso, finalmente "The Snow Queen" vería la luz en el 2013, en una adaptación muy libre titulada simplemente "Frozen".

"Frozen" (conocida en español como "Una Aventura Congelada"), es la historia de dos hermanas, Anna y Elsa (Kristen Bell e Idina Menzel respectivamente), princesas del reino de Arendelle, ubicado en Noruega. Elsa, posee la habilidad de crear hielo, pero esto no evita que ambas hermanas sean muy unidas. Sin embargo, una noche Elsa lastima a Anna con sus poderes, lo que provoca que sus padres tomen la drástica medida de ocultar a Elsa, y borrar mágicamente la memoria de Anna respecto a la magia de Elsa. Ambas hermanas quedan separadas, pues Elsa se recluye, temerosa de dañar a sus seres queridos con su magia. Cuando sus padres mueren en un naufragio, Elsa debe tomar las riendas del reino, lo que Anna ve como una oportunidad para conocer el mundo fuera del castillo. Durante la coronación, Anna se enamora del príncipe Hans (Santino Fontana) y desea casarse inmediatamente con él, aunque Elsa prohibe dicho matrimonio. Anna discute con Elsa, quien termina por mostrar sus poderes al público. El pueblo la mira con temor, por lo que Elsa huye de Arendelle para establecerse en la montaña como reina de la nieve.

Lejos de ser una adaptación directa del cuento de Andersen, el guión de "Frozen" (escrito por Jennifer Lee, basado en una historia de Chris Buck, Shane Morris y la misma Lee) toma sólo los elementos primordiales del cuento original como base para su universo, y construye una historia diferente a partir de ellos. Creando un lazo familiar entre Anna y la Reina del Hielo, "Frozen" es en esencia una historia sobre dos hermanas que buscan resolver sus diferencias y recuperar la felicidad en la que vivieron en el pasado. Sin embargo, "Frozen" es también una historia sobre aceptación, pues el guión de Lee hace de Elsa, la Reina de Hielo, un personaje complejo que busca definir su identidad, cansada de esconder quien realmente es y deseosa de mostrarse ante un mundo que la condena. Esto último es tal vez el elemento más interesante de la cinta, pues con esto Lee ha creado una "princesa de Disney" como ninguna otra, al volverla un símbolo de la aceptación de uno mismo. Anna por otra parte, es tal vez el ataque más directo al estereotipo de la "princesa de Disney" al ser un personaje que literalmente descubre que la vida no es un cuento de hadas.

Dado el profundo trabajo de Jennifer Lee en el desarrollo del proyecto, se decidió que dirigiera la cinta en conjunto con Chris Buck, y en gran medida su aportación se siente en cada área de la película. Al transformar la historia de la Reina de Hielo, Buck y Lee dieron un giro a lo que podría haber sido una cinta de princesas Disney más. La principal aportación de Lee es el hacer de "Frozen" una cinta moderna que no esconde el ser femenina. Es decir, aunque Disney ya había producido cintas fuera del molde tradicional de la princesa ("Lilo & Stitich" y "Brave" por ejemplo), escudaba o protegía el atractivo masivo de la cinta en el tema de las relaciones familiares. "Frozen" por su parte, aunque el tema familiar es sin duda parte importante de la trama, en el desarrollo individual de Elsa y Anna existe una búsqueda por retratar una visión moderna de la femineidad, atacando las visiones propagadas por los viejos clásicos de Disney. El extraordinario diseño visual de la película, inspirado en estos mismos clásicos ("Cinderella" y "Sleeping Beauty" principalmente), hace más patente la referencia directa.

"Frozen", como las clásicas películas producidas por Disney, es ante todo un musical, por lo que no es extraño ver a Idina Menzel, una veterana de Broadway, en el papel de la Reina del Hielo, Elsa. Aunque Anna es quien lleva la historia en "Frozen", Elsa se vuelve el personaje más interesante de la cinta. Menzel da vida a Elsa capturando perfectamente la mezcla de miedo y poder con los que carga la Reina del Hielo. Esto se vuelve patente en su interpretación del tema "Let It Go", canción que define al personaje y denota que es Elsa el verdadero protagonista de la cinta. Kristen Bell da vida a Anna, quien en su viaje por rescatar a su pueblo descubrirá que el mundo real es muy diferente de lo que sus ojos de princesa habían visto. Aunque Bell hace un gran trabajo como la joven princesa y hace de Anna un personaje lleno de energía y alegría, la poderosa voz de Menzel la opaca en todo sentido. El resto del elenco es en general bastante bueno, aunque son Menzel y Bell quienes realmente brillan en la cinta. Una excepción es Josh Gad, quien como el ingenuo Olaf, hace un personaje inolvidable.

Como se mencionó anteriormente, tal vez "Frozen" no sea la primera película de Disney con un enfoque no tradicional, sin embargo, la calidad artística del trabajo de Chris Buck y Jennifer Lee elevan la cinta a un nivel similar al de los verdaderos clásicos de la empresa. El diseño de arte, de Michael Giaimo (quien trabajara en "Pocahontas"), es sobrecogedor, creando una atmósfera perfecta para el desolador invierno de Arendelle, que hace un paralelo con las emociones de Elsa respecto a su antiguo hogar. La música es tal vez el punto débil de la cinta, pues aunque la cinta cuenta con canciones realmente excelentes (la ya mencionada "Let It Go" por ejemplo), el resto se encuentra lejos de tener el mismo impacto dramático. Sin embargo, y aunque esto es un gran problema en un musical, la cinta no pierde nunca su fuerza gracias al gran cuidado con que los directores Buck y Lee desarrollan su historia. Lo más importante de esto es la forma en que Buck y Lee se adentran en el drama personal que viven sus personajes, lo que vuelve a la trama algo más que una historia de aventura, la vuelve hasta cierto punto, más íntima.

Mezcla de retorno a lo tradicional y reinvención de una vieja fórmula, "Frozen" toma lo mejor de los clásicos animados de Disney y le da un giro moderno que resulta más que bienvenido. Lo más interesante de "Frozen" es que nuevamente prueba que detrás de una gran película, debe haber una gran historia. El inteligente guión de Jennifer Lee es la columna vertebral de esta película, y la pieza instrumental que hace de "Frozen" una suerte de revalorización del cuento de hadas tradicional a la par de una reivindicación para los personajes femeninos en cintas de Disney. Aunque no carece totalmente de defectos, por lo fresco de su temática y su gran belleza artística, es justo considerar a "Frozen" como la película de Disney más importante de los últimos tiempos.

8/10
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17 de mayo de 2014

La Llorona (1933)

Aunque fueron varias las cintas de importancia realizadas en México durante la etapa silente, se podría afirmar que la industria del cine mexicano no nació del todo hasta que el sonido llego al país, pues fue en ese momento en que el cine mexicano encontró su propia voz. El año de 1932 vio el estreno de la primera “talkie” mexicana: “Santa” de Antonio Moreno, y su rotundo éxito cimentó el camino para el desarrollo de una verdadera industria. Sin embargo, a pesar de que México contaba con una rica cultura en leyendas de aparecidos, el horror y la fantasía no eran géneros favorecidos por el público y la crítica mexicanos (al grado de que filmes como "Das Cabinet Des Dr. Caligari" tenían una fría recepción en tierras mexicanas). Sin embargo, la llegada del sonido trajo películas como el “Drácula” de George Melford y Enrique Tovar Ávalos, una versión latina del clásico de Tod Browning que produjera Universal para el mercado hispano y cuyo éxito propiciaría el desarrollo del cine fantástico en México. La primera cinta de horror mexicana tomaría inspiración en la historia de fantasmas más conocida en México: La Llorona.

Titulada simplemente “La Llorona”, la película comienza en la época actual (el México de los 30s), en la fiesta de cumpleaños del pequeño hijo del Dr. Ricardo de Acuna (Ramón Pereda) y su esposa Ana (Virginia Zurí). Todo es diversión para los pequeños, pero Ana y su padre, Don Fernando de Moncada (Paco Martínez), se encuentran preocupados por la antigua maldición que pesa sobre su familia: el primogénito de un Moncada morirá horriblemente en la infancia, víctima de la Llorona. Como hombre de ciencia, el Dr. Ricardo no cree en semejante historia, por lo que Don Fernando decide contarle los oscuros orígenes de la maldición de la Llorona, comenzando con la versión más conocida de la leyenda: en tiempos de la colonia, la bella Ana Xicotencatl (Adriana Lamar), noble princesa de origen Azteca, se enamora del mujeriego caballero español Rodrigo de Cortéz (Alberto Martí). La pareja se casa y tiene hijos, pero la traición de Rodrigo de Cortéz desencadena la tragedia para Ana Xicotencatl y sus hijos. Sin embargo, la maldición que pesa sobre los Moncada podría extenderse hasta tiempos de la conquista española.

Dirigida por el director cubano Ramón Peón, “La Llorona” fue adaptada a la pantalla por otras dos grandes figuras de aquellos orígenes del cine mexicano: Carlos Noriega Hope (de “Santa”) y Fernando de Fuentes (quien se volvería uno de los mejores cineastas mexicanos). La cinta toma su origen en una historia de A. Guzmán Aguilera, la cual en esencia condensa las dos versiones más famosas de la leyenda de la Llorona (la princesa Azteca traicionada, y la de la Malinche), enmarcadas en una historia moderna de misterio y horror, haciendo de la cinta una suerte de antología de tres historias con el tema en común de la leyenda de la Llorona. Siendo la más famosas de ambas versiones, la primera historia es la que se desarrolla más, aunque la versión de la Malinche hace mayor énfasis en el mensaje que maneja la cinta: el machismo y el racismo son fuentes de dolor. La historia que enmarca las leyendas sigue en general el estilo de cine de misterio popular en los años 30s, y aunque mucho menos profunda que las historias principales, es bastante entretenida.

El director Ramón Peón comenzaría su carrera en México con esta película, tras haber realziado varios clásicos del cine silente en Cuba (como “La Virgen de la Caridad”). Como muchos directores del periodo mudo, Peón es un director en extremo visual, más interesado en la creación de una atmósfera para su historia que en la actuación de su elenco (que resulta ser bastante teatral, aún para la época). Como la cinta tiene una estructura episódica, cada uno de estos “episodios” se realiza con una atmósfera marcadamente diferente, resultando en un barroquismo propio del melodrama de época para la historia de la colonia, un tono oscuro y marcadamente americano para la época actual, y finalmente un minimalismo surrealista para la simbólica historia de la Malinche (la más interesante de las tres, a pesar de ser también la de más corta duración). Peón raramente usa efectos especiales a lo largo de la cinta, pero cuando llegan a aparecer, lucen bastante adecuados para la atmósfera de cuento folklórico que tiene la cinta a pesar de ser un tanto primitivos.

El elenco es en general efectivo en su trabajo, aunque como se mencionó anteriormente, el estilo de actuación que predomina es un tanto teatral, exagerado, denotando la falta de experiencia frente a cámara de este grupo de actores. Sin embargo, hay que reconocer que Ramón Pereda sobresale en un rol doble, primero como el incrédulo Dr. Ricardo y después como el Capitán Diego, en el segmento colonial. Como la princesa Ana, Adriana Lamar tiene sin duda muchas oportunidades para brillar en la película, pero desafortunadamente su trabajo es tan pobre y acartonado que la hace lucir casi incómoda de aparecer en una película (era su primer trabajo en cine). Sin duda, un personaje como el de Ana Xicotencatl se hubiera beneficiado de una interpretación con más vida y energía, pues el trabajo de Lamar es en suma desangelado. Es bastante interesante ver al actor chileno Alfredo del Diestro haciendo una aparición breve en la cinta, así como a un joven Antonio R. Frausto, pues juntos trabajarían en el clásico “El Compadre Mendoza” al año siguiente.

Aunque sin duda es una valiosa primer aportación por parte de México al género de horror, “La Llorona” está muy lejos de ser perfecta, pues la falta de experiencia en la realización de cine sonoro se refleja en la cinta. El problema principal es el estilo tan teatral que se maneja en la cinta, con una cámara estática y una puesta en escena simple que, en conjunto con unas actuaciones en exceso melodramáticas y teatrales, terminan en una película que luce muy anticuada, aún para los estándares de 1933. La razón de esto podría estar en la tecnología de cine sonoro con que se contaba en la realización, pues la ubicación de los micrófonos empleados podría haber sido responsable de lo estático de la puesta en cámara. Sin embargo, cabe destacar que con todo y sus problemas, la cinta ya cuenta con la semilla de los temas que predominarán a lo largo de la historia del cine de horror mexicano: el drama pasional de corte trágico y la fascinación casi nostálgica con el pasado, temas que siempre tienen lugar en el horror hecho en México, de una forma o de otra.

Por sí misma, “La Llorona” tal vez no sea la gran película mexicana de los años 30s, pero como el origen de la tradición mexicana de cine de horror (y una de las primeras cintas sonoras en México), es sin duda una de las películas más importantes. “La Llorona” fue un éxito de taquilla, lo que propició una breve pero sorprendente era en que la producción de horror mexicano cobró relevancia. A pesar de sus múltiples defectos, “La Llorona es una cinta que ha dejado un legado que, como el fantasma de la leyenda en que se inspira, jamás morirá. Por cierto, la leyenda de la princesa azteca enamorada del español daría pie a la obra de teatro escrita por Carmen Toscano a finales de los años 50s, y que se volvería la base del remake producido en 1959 bajo la dirección de René Cardona (que bien podría ser de sus mejores películas).

7/10
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