Páginas

27 de mayo de 2014

The Devil-Doll (1936)

Aunque siempre será recordad como la mente detrás del clásico de 1931 producido por Universal Studios, "Dracula", el director Tod Browning también es considerado como un cineasta que enfrentó serias dificultades cuando el la invención del cine sonoro fue una realidad, destruyendo las carreras de muchos profesionales del cine silente. Como uno de los mejores cineastas norteamericanos en la época muda, Browning en efecto tuvo problemas con los llamados "talkies", pero gracias el gran éxito de "Dracula", se encontró en una excelente posición a principios de los 30s. Tristemente, perdería su status cuando su siguiente filme, la controversial "Freaks" fracasó comercialmente al tener una temática que el público no supo apreciar (la vida de los llamados "fenómenos de circo"). Aunque eventualmente Browning comenzaría a recuperarse del tropiezo, nunca volvió a tener el éxito que vivió con su "Dracula". Una verdadera lástima, pues en 1936 Tod Browning estrenó un filme que nuevamente demostraba su talento, ahora en la etapa sonora: "The Devil-Doll" (Conocida en español como "Muñecos Infernales").

En esta película, Lionel Barrymore interpreta a Paul Lavond, un gerente de banco injustamente acusado de fraude y condenado a prisión por 17 años. En la cárcel, Lavond conoce a un prisionero de nombre Marcel (Henry B. Walthall), un extraño científico del que se hace amigo. Juntos comienzan a planear su escape, pues Lavond necesita limpiar su nombre. Tras lograr huir de la prisión, el duo se esconde en casa del científico, donde Lavond descubre que Marcel y su esposa Malita (Rafaela Ottiano) han inventado una forma para minimizar objetos, en un intento por reducir personas con el fin de ahorrar espacio y alimentos ante una eventual escasez. Tristemente, el proceso daña el cerebro en los seres vivos, reduciéndolos a muñecos que pueden ser fácilmente controlados mentalmente. Al principio Lavond se horroriza de esta invención, pero tras la súbita muerte de Marcel, decide ayudar a Malita a proseguir a cambio de que ésta lo ayude a vengarse. Ahora, disfrazado como una amable anciana, Lavond regresa a Paris con sus extraordinarios muñecos vivientes, decidió a hacer que los que lo enviaron a prisión paguen sus culpas.

La historia, escrita por el mismo Browning, le da un muy personal giro a la novela de Abraham Merritt que tiene por base ("Burn, Witch Burn!"). Sin embargo el guión es producto de la colaboración entre Guy Endore, Garrett Ford y Erich Von Stroheim, por lo que realmente poco queda de la novela salvo el concepto principal. Como es común en las cintas de Tod Browning, la atención se centra en un personaje inadaptado socialmente, en este caso, Paul Lavond, quien a pesar de ser el héroe de la película tiene que realizar crímenes brutales para lograr su venganza. En cierta forma, "The Devil-Doll" se vuelve casi una versión en clave de horror de la trama de "El Conde de Montecristo". Es muy interesante como la historia no deja de sentirse fresca y original a pesar de la edad de la película. Mucho de esto se debe a la manera en que los personajes de la cinta son desarrollados, ya que realmente actúan con complejas personalidades a pesar de los elementos netamente fantásticos de la premisa. De hecho, Lavond más que héroe funciona como un anti-héroe en una época en la que dichos personajes ya no eran tan comunes en el cine norteamericano.

Sin embargo, donde el filme realmente brilla es en la dirección de Tod Browning, que construye un filme que mezcla efectivamente el horror, la ciencia ficción y un toque de humor negro. Aunque normalmente se asocia a Browning con el cine mudo, "The Devil-Doll" logra finalmente traducir mucho del estilo de Browning al cine sonoro. Una de las cosas más interesantes del filme es como Browning logra hacer suya la trama de la novela de Merritt, volviéndola sutilmente una suerte de extrapolación de la trama de su clásica cinta muda "The Unholy Three". Algo que hace notable a la cinta es como Browning genera la simpatía por su personaje principal, quien aunque inocente e injustamente inculpado de crímenes, comete sin dudarlo una terrible venganza contra sus enemigos. Y sin embargo, nunca deja de ser un carismático personaje a pesar de sus actos (el cómo logró Browning que semejante personaje pasara sin problema la censura del código Hays es un misterio). Vale la pena notar que Browning da un acertado uso a los efectos especiales y a la fotografía de Leonard Smith, haciendo que el filme luzca fabuloso a pesar del bajo presupuesto.

Por supuesto, Browning no podría haberlo logrado sin el soberbio elenco con el que se rodea en "The Devil-Doll". Lionel Barrymore es sorprendente como Paul Lavond, retratando la figura trágica de un hombre honorable consumido por el odio, forzado a cometer crímenes para limpiar su nombre. Barrymore era ya un maestro de su arte, y lo demuestra en "The Devil-Doll" en las escenas en las que Lavond debe disfrazarse de anciana (a la manera de Chaney en "The Unholy Three"). Maureen O'Sullivan y Frank Lawton, tras haber actuado juntos en el "David Copperfield" de George Cukor, son reunidos de nuevo como la hija de Lavond y su novio Toto. Ambos presentan buenas actuaciones, pero es sin duda el talento de O'Sullivan el que sobresale, brindando una buena contraparte al Lavond de Barrymore. La actriz italiana Rafaela Ottiano brinda una interesante actuación como la siniestra Malita, aunque el hecho que el personaje de Barrymore sea el centro del filme limita su participación un poco. En general el elenco es excelente y es una de las razones principales de que la cinta tenga una gran calidad.

Es una lástima que la carrera de Tod Browning se considerara más allá de toda redención tras el fracaso comercial de la malentendida "Freaks", pues esta película muestra que aún había mucho en Browning en la era sonora. Aunque es imposible negar la importancia de "Dracula" y "Freaks", es solo hasta esta cinta donde Browning muestra ya un dominio del sonido como herramienta cinematográfica y se aleja totalmente de su anterior estilo silente. Curioso, pues la cinta es en cierta forma un homenaje a Lon Chaney y su trabajo con Chaney en esa época. El estilo visual mezcla hábilmente lo gótico con lo moderno, haciendo que la cinta luzca moderna y fresca, en pocas palabras, atemporal. Es después de todo, una historia de ciencia fantástica, pero pesar de que la historia mantiene ese espíritu de novela gótica fantástica, se mantiene un nivel de intimidad emocional con los personajes que la hace entrañable sin rayar en lo melodramático. Se podría decir que en la cinta Browning combina lo mejor de ambos mundos en el interesante anti-héroe de "The Devil-Doll".

Lamentablemente, Browning solamente dirigiría una cinta más, "Miracles for Sale" en 1939, tras lo cual se retiraría para siempre del mundo del cine. En general se suele considerar que lo mejores días de Tod Browning ocurrieron junto a Lon Chaney en los años del cine mudo. Sin embargo, "The Devil-Doll", mostrando a un Browning en pleno uso del cine sonoro como herramienta narrativa, muestra que tal vez lo mejor del cineasta norteamericano estaba por venir, y la falta de trabajo llevo a su carrera a un fin tal vez un poco prematuro. Aunque lejos de ser tan influyente como "Dracula" o tan lograda como "Freaks", esta cinta no deja de ser un interesante vistazo al cine de uno de los realizadores más atípicos que jamás hayan laborado en Hollywood, el misterioso Tod Browning.

8/10
-------------------------------

No hay comentarios.: